Me gusta oir la radio. Inflamar mis pulmones, poner orden cuando el colapso me pisa los talones. Ladies and gentlemen, el desastre. Es que parece que no tienes sentimientos, O refrigerador, O. El aroma del detergente llega hasta acá, las burbujas desparraman al pie de la montaña, deslavan y hay tan pocas cosas que decir, que sean importantes. Peores tragedias acontecen en el mundo y no vamos a dejar que todo nos ponga de rodillas, con las manos en la cara hasta que se nos corra el rimel o las moscas se nos paren en la cabeza o descubras que tu casa está vacía, que no hay nadie en tu trabajo y que en las calles no se mueve sino la luz de los semaforos. Piensas en películas de zombis y en ir corriendo a un mall y tomar lo que más te guste y destruir el resto o hacer negocio, ¿pero con quién? No hay ni perros. No hay quien tome la orden en el auto-mac. Forgive me any pain. No quiero que te pongas a imaginarte completamente sola. Porque no es correcto, hay demasuada gente todavía y demasiados mueren a diario, daily victims, de sida, cancer, accidentes viales, aereos, desatres ambientales, crisis convulsivas, anorexia, sobredosis, crímenes pasionales, relacionados con el narco. Pero no se trata de espantarte, para eso enciendes la tele y ves la estúpida telenovela y al final te incendian la cabeza haciéndote creer que el fin del mundo está cerca y que lo mejor es beber y follar hasta la quemadura de tercer grado, enciendan la alarma! a babor! a estribor! por favor, póngase la mascarilla y luego ayude a los discapacitadosniñospersonasdelaterceraedad. Lo cierto es que el tragaluz no se apaga nunca y la casa todavía huele a jabón y creo que mientras sigamos discutiendo por cuestiones políticas o religiosas, no hay de qué preocuparse. Mientras no lo hagamos atados a un tablón, sobre ramas muertas.
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