Dedicado en su integridad a Frida Landa (my wife) con todo el corazón. Este blog está cerrado, disculpe las molestias :)

jueves, febrero 23, 2006

No quiero atropellar a esa liebre.

Estoy a la mitad del camino, avanzando en la espesura de la medianoche. Mis ojos están hinchados y mis pensamientos proyectan la volcadura de la camioneta, mis piernas quebradas, el hígado muy dañado, incontinencia. La luz es otro reflejo que alcanzo a ver en cada curvatura. A mis lados va moviéndose inmóvil el baldío, va creciendo y decreciendo el muro de piedra. Hay pequeñas islas de yerba y latas de cerveza, diamantes de botellas quebradas. Nada se mueve sino yo, sino la luz de los faros que exorcizan sombras de cada árbol deshojado y pulen el signo de cada señalamiento. Por la esquina del ojo asoma un movimiento. Imagino un repentino sonido que no escucho. Y una polvareda, apenas notoria, inicia, como el tiro al aire de un revólver la veloz carrera de la liebre: un asteroide cuya fuga encarna en sus músculos. Pienso en su sangre, en su corazón enloquecido. Su huida parece inútil, huye de una presa que solo existe en su cabeza o quizá soy yo, sin saberlo, el cazador. Ambos corremos la carrera: ella por la parte de tierra y yo por la de asfalto. Ninguno pertenece al mismo hábitat y los dos huimos de la muerte.

miércoles, febrero 22, 2006

Fish & fries

Pero entonces llegaste con pescado frito y papas a la francesa sobre una cama de lechuga. Resarciste, diría. Manejaste al través de la lluvia y sin wipers. Solo para alimentarme. A mí, que tanto daño.

Tu bufanda bailaba con el viento, alcanzabas cimas celestiales, tu que provocas tormentas: pararrayos.
La amargura emblandeció su piel, la acariciamos con una tarde de café y cigarros

martes, febrero 21, 2006

La culpa es un sentimiento que se parece bastante al amor.

La televisión encendió a las 6 a.m. pactadas. Entreabrí los ojos para ver los muros blancos, la oscuridad descansaba en ellos. Reconocí mis audífonos, esos gordos audífonos acolchonados, por el sonido que emitían. Antes de dormir estaban en mis oídos, luego seguramente cayeron al suelo mientras daba vueltas en la cama.

Me levanté como pude, amodorrado absolutamente. La casa sin sonido alguno, el exterior con los motores comunes, rugían. Recordé la ansiedad que me daba al despertar cuando estaba en secundaria, entonces el tedio todavía me causaba pánico.

Nadie despertó junto conmigo, fui al baño con urgencia. Luego. Recogí mi ropa de un closet revuelto y me dirigí a la tabla de planchar. Esa que ya casi no se sostiene en pie y que cubre una toalla amarilla. Conecté la plancha al tomacorriente para esperar que se calentara, imitando a las abuelas que en la estufa ponían a calentar aquellas pesadas planchas de metal.

Mi madre se levantó, apenas mis movimientos, mis pasos atravesando la casa interrumpieron su sueño. Entonces se levantó, se dirigió al baño para después pronunciar las acostumbradas palabras. Allí deja, yo te plancho.

Yo dije que no.

Ella no dijo nada. Ni un solo bueno, ni un solo está bien. Una tristeza parecida al funeral del abuelo se sintió en ambos. Ella se fue al sillón llorando y yo me metí a bañar, apesumbrado.

lunes, febrero 20, 2006

Lo mejor, lo peor.

Te extrañaba. Pecera llena de fideos. Caguama de incertibumbre. Ponzoña gloriosa. Quiero decirte poesia pero escribo poseia. Porque poseia. Ya sabes, la solucion a los conflictos internacionales, la alquimia, la razon. Hamlet oh Hamlet. De entre todas las cosas que acumula, mula, solo una. Una nada mas, tengo que reclamarte. Este espacio lleno de aire. Para engrasar la maquinaria esta bien. Pero luego? Luego existo, pienso. Las mismas cosas, lo mismo. La misma telenovela y las mismas letras, el mismo alfabeto. Aprendamos un nuevo dialecto, un codigo, un idioma. Hablemos sin pronunciar letra, sonido gutural, que para el caso son lo mismo. Te aburro, lo se. Mejor disparemos como antaño. Y luego?