Dedicado en su integridad a Frida Landa (my wife) con todo el corazón. Este blog está cerrado, disculpe las molestias :)

domingo, septiembre 23, 2007

Tópico para una cumbia.

(...) te ha gustado tanto el lado dark siniestro interesante ahora todo esto te da igual te irás para otra parte nunca sabrás no sabrás si te vas como tu me gustaba vivir en peligro (...)
Nunca Sabrás. Canción (que no es cumbia) de Montevideo.
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La tarde caía extraña sobre ellos. La luz o la quietud de la casa. Decidieron tomar algo, apagar la televisión y encender el radio. Estuvieron charlando. Sobre esto y aquello, sin seriedad alguna. Entre esto y aquello. Comenzaron a platicar sobre la fidelidad y esas cosas. Palabras ardorosas fueron saliendo de sus bocas. Dignidad, respeto, confianza, autoengaño. Confianza. Confianza. Confianza. De la bocina una hecatombe de trompetas se iba apagando, la última frase de la canción destruyó lo poco que quedaba de paz en aquel terreno... nunca... esa fue la pieza que pusieron para vencer la quietud, que de todas formas ya venía temblando desde los cimientos. ¿Qué? De todas formas no sabrías si te fuera infiel, si yo no digo nada y nadie te dice, nunca sabrás, y ningún daño te habré hecho, ¿o si? Judith se quedó callada, asintió con la cabeza. Sonriendo, melancólica. Ese fue el inicio para que Judith buscara a un hombre y a otro para acostarse con ellos. Le fue sencillo. Era bastante guapa. Jordán nunca se enteró de nada y Judith no sintió que le hiciera daño alguno. Todo fue perfecto. Pero una noche, después de regresar de la boda de una amiga mutua, de los tiempos de la facultad, entre el nerviosismo y el cansacio, ya en la cama los dos, y al primer sueño de Jordán, ella le preguntó, mientras le pasaba el brazo sobre el pecho, ¿podrías vivir sin decirme si me fuiste infiel?, ¿si te acostaras con otras, con otra? Ella, sentía correr su sangre más veloz, pero esperaba exactamente la respuesta que ella quería escuchar. El, entreabriendo un ojo, y con el más sincero de los tonos, exhalando, pronunció exactamente lo contrario. No, no podría. Solo bromeaba, Jud. Así le dijo cuando se casaron. Sí Jud, te acepto. La boda había sido la más sincera y emocionante demostración de una relación amorosa totalmente desinterasada, de dos que se querían mucho. Se siguen queriendo.

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