Vas a tirarnos pero vamos a levantarnos, mágicamente, pensarás, ignorante como eres, quimérico, alquimista, estúpido. Recorrerá la duela, disparada, tu fuerza brutal y va derribarnos, y sí, usaré muchos sinónimos para la acción de hacernos caer, pero allí seguiremos, como si no tuvieramos otra cosa qué hacer, como si la vida nuestra fuera besar el suelo, una y otra y otra vez, cada vez más constante, como un carrusel que nos lanza fuera y nos hace rebotar la cabeza contra la arena ¿qué harás al respecto? nada sino precisar golpes certeros para despostillarnos el ánimo, vernos girar sobre nuestros propios ejes y levantar los brazos como si fueras una gran vé. Mira que estoy escribiendo esto sobre un cuchitril, sobre el ánimo que todos los días arrugas y echas a la basura, sobre la misma herida que hiciste, navega usted sobre mi sangre capitán. Váyase a la chingada, si usted se siente conquistador, nosotros somos los piratas, pero de criminales aquí nada más usted. No nos interesa tu nombre, conocemos la sombra que gira bajo de tí y que eclipsa a nadie más que a ti mismo, eres la sombra de tu sombra y nosotros seremos más gigantes cada vez que nos tumbes, cada vez que el suelo nos bese, ese en el que te arrastras y del que nunca pasarás, jamás.
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