El pánico viene. La lectura se aproxima. Siento que me voy a morir, me falta el aire, mi corazón es una liebre en un costal. No encuentro los textos, decido leer la etiqueta de instrucciones de lavado del mantel de la mesa. La gente me ovaciona de pie, Gonzalo Rojas se aproxima a mí y me dice, "Ex-tra-or-di-na-rio." Ya no soy el pelele de ayer, soy grande, soy un pinche heroe, como chingados no. Carlos, Edgar, Ruben se quedan sin palabras, veo sus lágrimas llenos de ojos. Sí, como lo leyeron; estoy tán inspirado que he escrito: sus lágrimas llenos de ojos. Frida llama a mi celular y me dice que escuchó la transmisión por radio, con la misma angustia que la esposa del boxeador ya no espera que su amante gane sino que no le partan tanto la madre. Me dice que me ama, le tiembla la voz, está muy orgullosa de mí. Recuerdo a Rocky, a Ruddy, a Cinderella Man, a Johnny Cash, a Los Beatles en la azotea. Las imagenes acuden como metralletazos. Debería haber una cámara. Un momento. ¡Allí están las cámaras! Son esas cámaras de los años cincuenta. Todas flashean. No me dejan ver la multitud que me aclama. La adrenalina viaja por todo mi cuerpo e irradia a través de mi piel, la luminosidad, la centella, la explosión de mi ser completo al compás de los aplausos y los vítores. Soy heroe de esta película, papá. Soy Julio César, Gengis Kan, Napoleón Bonaparte. Soy más grande que Jesucristo, que Lennon, que Yoko. Soy Michael en el juicio, Tom Cruise con Oprah. Soy la letra de alguna canción optimista del festival OTI. Soy Bush cuando capturó a Hussein. Soy un gran poeta, el más grande poeta de todos los tiempos, soy, soy, soy. Soy yo ¿que más quieren que les diga? Disculpen ustedes este texto tán ridículo. Ya se abrán dado cuenta que esto es una fantasía sarcástica en la que nadie sale lástimado. Excepto yo... y acaso los bellísimos minutos que les hice perder leyéndolo.
Gracias.
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1 comentario:
Clap clap, aunque éso de la voz temblorina es too much :p
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