LOVE IS IN THE AIR EVERYWHERE I LOOK AROUND

Tengo esta perra. Se llama Pelusita. La perra está en celo. La perra anda todo el día en la calle. Entra nada más a comer, a tomar agua y a algún baño ocasional. Pelusita está en celo. Así que en esta época el frente de mi casa se llena de perros que jamás había visto. Y mi otro perro, Platon, un boxer que siempre está adentro del patio de mi casa, arma tremendo escándalo, puesto que ve a sus “nuevos amigos”, combatir cruelmente. El pobre de Platón ve a Pelusita como un pobre, pobre diablo ve a las prostitutas de Corea en sus aparadores.

El caso es que mi perra es enana. Así que los prospectos de que un perro la monte y la preñe, bajan considerablemente.

Pero hay un perro al que le han puesto el infame nombre de Gay (léase Guei). El perro Gay es negro, feo y está del tamaño de mi perrita. Sobra decir que el fue el ganón. En este momento se han pegado por las colas. Se tienen que estar así a media calle. Si uno avanza para enfrente la otra tendrá que avanzar para atrás. ¡Ah, las huestes del matrimonio!

Gay es el padre de mi perrita. Mi tía se enteró por voz de mi Mamá. Mi tía ha dicho: ¡Dios, llamen a la policía! ¡Eso es incesto!

Yo me río ya que no me había caído el veinte de tal violación del código ético-moral-bíblico y de la violación de mi perrita también.

Como sea, espero con ansiedad a que nazcan los gatitos de mi perrita.