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De las cosas que nos rodean se desprende la soledad. Lo que es de llano en la existencia es por esa aura, ese polvo que se desprende de las cosas. Tu estàs sola en un cuarto, lejos de tu casa, con la nostalgia en los pàrpados y los bolsillos llenos de melancolia pero sin un solo peso en la bolsa y la mirada perdida de un muchacho que nada mas te ha visto en fotos. La mirada que te encontraras meses despues mirandote muchacha en cada punto cardinal, en cada vertical y horizontalidad que eres. Al muchacho tampoco nada le resulta, sino la soledad. Sus muros tienen telarañas, su cuarto es blanco como esos en que enjaulan a los locos, su cuarto tiene una cama, una còmoda, un escritorio. Tambien se les desprende la soledad. El muchacho te escribe mucho pero te piensa mas y te extraña demasiado, aunque aun no lo marque tu presencia. Este muchacho tiene una nostalgia adelantada. Una nostalgia por lo que vendrà. , por lo que, està seguro, lo ha soñado, lo ha deseado, lo ha imaginado con tanto fervor que los muebles tiemblan y la soledad cae al suelo. Calcula la distancia y la mide en anhelos. El resultado es poco alentador, es como una dificil marca olimpica a vencer, pero el lo sabe y no tiene lugar la duda de que un corazon resultara de todo esto. Que en unos años y en algunos kilometros, este corazon que se forma letra a letra, promesa a promesa, a golpes de terca esperanza, ese corazon nacerà de tì y el estarà allì para abrazarlo, càlido, y no sentirà miedo, la ùnica sensaciòn serà la de una làgrima de tì y de el cayendo sobre la tierna piel, delgada, humeda de ese corazòn, pequeño, tanto tiempo imaginado al que han acordado, llamràn Matilda.
1 comentario:
Gracias Armando, tu cariño es el mejor regalo. T.A. = * ;_; casi chillo con este post u.n así será...ahora que si resulta Matildo? =p
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