Reduce. Reutiliza. Recicla.
En noche de soledad aprieta el fuego con las dos manos. Entre tus dedos deja correr hilos de lumbre. Acaricia las llamas. Cuando te quemes recordarás lo que oíste un día: los leprosos no sienten el dolor.
Por eso escapaste del leprosario de tus días compartidos con la falsa.
Esa mujer perfecta fue vendida en la subasta de los pepenadores, donde la puja alcanzó lo que ambas manos.
Y un par ojos sorprendidos con la desnudez.
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