Comedia Americana

Francisco Villa tenía una novia gringa. Se llamaba Mary Jane. La tragedia cayó sobre el amor de esta pareja, cuando la trigueña concubina del General descubrió que lo era (concubina, no trigueña), y que su amado en realidad se llamaba Doroteo Arango y que no era su única mujer. Cuenta la leyenda que a partir de entonces, Mary Jane se tiñó el pelo rubio y probó suerte en Hollywood y que hasta el nombre se cambió. Francisco Villa al enterarse de lo chula que se había puesto, una vez que entró al Cinematógrafo Rodante de la Familia Churubusco y Compañía y vio la película Eva al Desnudo, salió pero si disparado a los Estados Unidos, loco de amor, y valiéndole madres que lo anduviera persiguiendo un tal General Pershing. A los oídos de Mary Jane llego el rumor de que iba su Generalísimo a buscarla, para llevársela a vivir a Chihuahua en un rancho que ya empezaba a instalar. Loca de la emoción salió en bus a la zona del desierto de Nevada, al Amargosa Ranch, cargando dos maletas, con un vestido de flores que le había comprado Villa, y con los labios pintados de carmín, con lentes oscuros y una pañoleta enredada en el cabello. En su travesía a Villa lo mataron. La pobre de Mary Jane se quedo desolada. Al anochecer de ese triste día, una caravana llevaba al que se convertiría mas tarde en el Presidente de la nación anglosajona. La joven se fue con El, no por venganza, ni mucho menos por placer, sino por melancolía. Aunque nunca fue primera dama, siempre estuvo rodeada de lujos. Pero del alma estaba devastada. Encarecido su corazón, se suicidaría mas tarde.
Hay historiadores y estudiosos que niegan esta historia, y que no tienen empacho en desecharla por considerarla absurda, puesto que estos dos personajes nunca fueron contemporáneos. Pero es que ellos no saben que Villa era El General, el mero chingón, el que todo lo podía, menos negarse al amor de una mujer aunque fuera gringa.