En 2006 por la simple razón de manifestarte a favor de AMLO eras objeto de cuestionamientos y burlas. Era más fácil mofarte del candidato tabasqueño que entender su concepción de un mejor país, de enderezar al México con la espalda herniada.
Si alguien llegaba a preguntar a tu casa por quien ibas a votar y decías que por el Peje, hacían un gesto como si les diera un retortijón.
No podían entender que apoyaras al Mesías, al populista. A ese que no lo movía otra cosa que la ambición por el poder. Al socialista trasnochado que te iba a quitar un carro si tenías dos y te iba a meter a vivir a tu casa gente sin techo.
Y lo que hablaba mal de todos esos que no se cansaban de criticar torpe y salvajemente, era que habían sido el resultado de un experimento malsano. Una especie de lobotomía practicada por quienes, desde los más oscuros, en la base de tener a un pueblo sometido y hambreado, amasan fortunas vomitivas.
Pero Andrés Manuel tampoco entendía. O yo no entendía a Andrés Manuel. Ya hasta lo había querido meter Vicente Fox a la cárcel.
Además, ¿cómo puede alguien soportar tantos ataques en cadena nacional, en cada diario, revista, programa de radio inclinado a la derecha (como la mayoría)? No veía que nadie lo quería. En este México en donde la televisión extiende sus dominios malignos. Y lo que sale en la tele es verdad.
¡Pero si hasta la rata de Carlos Salinas lo criticaba!
Yo creo que la única explicación para la locura de Andrés Manuel es la fuerza de su voluntad. La voluntad de cambiar las cosas. Es el conocimiento de causa de los muchos cánceres que destruyen a este país. Es el saber con nombre y apellido de LOS MÁXIMOS TRANSAS DE MÉXICO. Esos pulcros, intocables criminales de cuello blanco, los que no pagan impuestos, los que se roban el agua, los que tratan mal a sus empleados, los que desde su puesto en el poder público parten y reparten sus propios negocios ilícitos.
Los que dicen representar al pueblo pero representan a los intereses de unos cuantos que son ellos mismos y que una vez en el cargo dejan ver su verdadera cara.
Por eso nadie quería a López Obrador. Nadie… excepto la gente. Excepto la mayoría de los mexicanos. Una gran parte del pueblo con capacidad para razonar su voto, discernir, leer entrelíneas… y vivir la dura realidad.
Y esa misma gente, era como AMLO. Porque cada disparo calumniador en su contra era un disparo contra ellos. No eran balas perdidas que lastimaban a la democracia, eran balas que hacían blanco en la razón de la gente. Era napalm. Puro NAPALM contra hombres y mujeres de pensamiento libre.
Luego vino el fraude para cerrar el círculo de fuego. El sueño del estúpido de Fox se hizo realidad: fragmentar al país para no quedar mal con sus amos y señores.
Pero AMLO seguía sin entender que los reyes y virreyes de esta colonia no querían a un caudillo para ensuciar sus palacios. ¡Le iba a cambiar el nombre a las secretarías! ¡Habrase visto! ¿La SEP dejaría de ser la SEP y dejaría de ser esa generadora de braceros, migrantes y narcotraficantes? ¡Jamás!
Y entonces La Resistencia debió hacerse resistente. Porque había que ser resistente para soportar cada correo electrónico, cada comentario corrosivo las 24 horas los 7 días de la semana. Pero eso también hizo más fuerte la unión de los defraudados. Cada convocatoria, mitin, asamblea fue atendida. Multitudinariamente. Y cuando se tuvo que vivir por casi dos meses a la intemperie y se vivió vigorosa y alegremente. Porque no los movía sino su corazón. A ellos tampoco los entenderán los que desde su torre de marfil dicen amar a México y lo ofrecen al mejor postor.
Y entonces, como si no hubiese sido suficiente viene la suma de todas las locuras: Andrés Manuel López Obrador es nombrado por la gente Presidente Legítimo de México. ¿Ven que tiene hambre de poder? Dicen los que no entienden que este nombramiento viene del compromiso con la gente, nace del desconocimiento del gobierno de Calderón que sólo gobernará para los que financiaron su campaña, a quienes les debe hasta el intestino grueso, incluyendo el final de este.
El Gobierno Legítimo se conforma entonces con la gente más comprometida con la lucha por la soberanía, con quienes no tienen miedo a decir las cosas, por quienes están cansados de la forma injusta en que se juega este macabro juego de la vida real. Gobierna para quienes quieren un México más equitativo, en donde los pobres tengan formas para dejar de serlo, sin limosnas, sin torta y refresco a cambio de ser acarreados.
El Gobierno encabezado por el Presidente Legítimo Andrés Manuel López Obrador, es la primera fuerza de oposición al malgobierno, al gobierno falso, al que impusieron, a sus prácticas repetitivas, a la copia barata del salinismo, al que en la lucha armada ve su única fuerza a cambio de asesinatos de miles de inocentes. Al que le urge entregar el patrimonio de México, el petróleo y lo que haga falta, cómo no.
La fuerza del gobierno viene de millones de mexicanos, quienes lo sostienen, lo atienden y están dispuestos a todo. La fuerza del gobierno de Andrés Manuel, ya ha dado resultados. Ha movilizado pacíficamente, en una constante de amenazas, a la gente para que se evite la privatización de Pemex y ha dado voz en los medios que reiteradamente lo atacan a los inconformes sociales, los relegados, los despojados.
Ya veo porque Andrés Manuel López Obrador no entiende lo que le digan unos cuantos, aunque lo repitan como pericos. Está muy confiado que su pueblo no le va a fallar. No para relanzarse como candidato en 2012, sino para defender su proyecto alternativo de nación. El proyecto para el bien común.
El verdadero. El justo.
1 comentario:
De no aparecer un candidato más carismatico hare caso a tu verborrea y votare por él, en esos años. Al fin y al cabo ya eso del voto es solo un tramite burocratico y nada con validez, ya vez que Calderon hasta lo hizo publico antes de siquiera empezar a votar, y por hoy el y su imperio de pendejitos llevan al pais por el camino de los impuesto estupidos y la busqueda del provecho personal.
Publicar un comentario