en los atardeceres cuando las varillas dibujan las sombras más largas y se entrelazan y te atrapan y no puedes salir sino hasta que alguien que no soy yo te rescata y llegas a tu casa y te quitas las botas pardas del trabajo y una neblina de polvo cubre la sala y yo miro la luz desaparecer del azulejo y pienso en el mar y en ese otro polvo mágico del neón y la brisa resbala de tu piel y crece el agua y a las rocas han dejado de salir sirenas y nombras con palabras mágicas milenarias y yo no sé qué carajos ver en la televisión y languidece el último aullido de la tarde
viene tu fantasma a besarme
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