El otro Emilio que desde ya tiene pase al séptimo cielo es el gober de Jalisco: Emilio González Márquez. Donó la no poco envidiable suma de 30 millones de pesos, de lo que será un total de 90, para la santísima edificación de un recinto religioso. Digo envidiable, porque ya la quisieran los desempleados, los estudiantes que no pueden costearse la escuela, los que se ven en la necesidad de irse a Estados Unidos, los que no tienen ni para comer, los niños de la calle, las madres solteras pobres, los enfermos que nomás tienen la fantasía del Seguro Popular, los ancianos, los discapacitados y etcétera trás etcétera.
Qué belleza. Mientras un Emilillo regala el tiempo millonario de una televisión concesionada, el otro regala el dinero del erario para construir otro recinto religioso más.
Si de veras les importara la conducción espiritual del pueblo, bien harían en reinstalar la Santa Inquisición, empezando en Guadalajara, y transmitir en horario estelar la quemazón de los que se atreven siquiera a sugerir que el que no es mexicano no es guadalupano.
Digo, de una vez, el paquete completo. Dios bendiga a nuestros Emilios.
O Benito, where art thou?
1 comentario:
ese es nuestro México, Lindo y Querido, en todos lados se cocen habas y ni como quejarse...
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