melancolía acomodaticia, ábreme un ala, luego la otra, sóplame entre las plumas, seca mi agua, cierra la puerta,
pegarán la oreja a la puerta y escucharán nuestros gemidos ¿porqué venimos a un motel? era el más cercano luego de abandonar la parrilla,
hay un placer enorme en leer esto lentamente, con voz ronca, al oído, inténtalo en casa, vive el placer de ponerle la carne de gallina a la persona que amas
nada más suave que la luz de un televisor en la madrugada, sin sonido
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