Dedicado en su integridad a Frida Landa (my wife) con todo el corazón. Este blog está cerrado, disculpe las molestias :)

martes, octubre 02, 2007

Mahatmas.

En un día como hoy nació Gandhi. Mohandas Karamchand Gandhi. Era 1869. Liberó a la India del yugo imperialista británico por la vía pacífica. La resistencia no-violenta.

Su resistencia inició cuando lo quisieron cambiar de vagón, en un tranvía por el simple hecho de ser indio, por su color de pie. Le daban la opción de irse al area de equipaje como se acostumbraba. Gandhi, simplemente dijo no. Fue echado, en medio de la noche a la estación y allí se quedó. Ese fue su primer acto de resistencia.

La resistencia inicia así. Por un acto simple. Así inició la resistencia por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos: una mujer negra decidió sentarse enfrente, con los blancos, en el autobús.

En un día como hoy, hace 39 años, los jóvenes estudiantes se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas en contra de un gobierno que había traicionado desde hacía décadas el ideal de la revolución de 1910. Sus actos de resistencia, su movimiento, cobraba fuerza y la gente comenzó a creer en el. El miedo de Gustavo Díaz Ordaz fue tanto que decidió reprimir, hasta el asesinato masivo, la expresión de la parte más pensante, activa, libre y movilizadora de la sociedad mexicana.

El año pasado, un acto de resistencia tán vilipendiado como efectivo fue en contra del fraude electoral. Efectivo porque reunió en un sólo momento y lugar el apoyo total de un gran cantidad de mexicanos que representaban a muchos más mexicanos ofendidos en su decisión de elegir al entonces candidato de izquierda.

Los actos de resistencia son así. No contestar una sola agresión violenta. No usar las armas. Mover las conciencias. Convencer por el diálogo. Enumerando los actos de corrupción de los poderosos. Inician con un simple acto. Una sola cosa mínima puede cambiar el destino de un pueblo. Mínima en apariencia, pero simbólica y significativa.

Mahatma significa alma grande. Y el alma más grande es el alma de cada pueblo. La conciencia colectiva de lo que somos. La conciencia que vive en cada uno de los ciudadanos y que tanto adormecen las carencias diarias, los actos de negligencia y las injusticias.

Esa alma grande, esa conciencia, puede despertar en cualquier momento. Puede ser un grito en una multitud. Y la multitud gritará.

Los poderosos no soportan esa gritería porque no representan la nobleza del pueblo, cuando por nobleza entienden ignorancia y hambre y miedo. El miedo es de ellos y tantísimas ocasiones acallan con fuego a quienes se convierten en símbolos de esa alma, de esa conciencia. Lo que no saben es que no pueden destruir una idea y que una idea perdura y que puede revolucionar el orden injusto de las cosas.

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