Postal
de
negro,
neones,
ocres
y
amor
platónico

Lejos de occidente y la rutina. Con la ausencia sucediéndoles a ambos. En el paisaje electrónico de un país mágico. Del templo al hotel de cinco estrellas. El amor sucede. Sutil sucede. En la sublime tristeza y en la fotografía de lo que sucede allá abajo, en una ciudad, Tokio, que se abigarra sobre sí misma. Con sus rascacielos y su panorámica. Lo extraño se adopta, no se entiende, pero se adopta. Me nace decir esto que parece de Adela Micha. Y con esto acabo.

Arigato!