Los ojos de Dios en el infierno
Amen de Costa-Gavras. Esta no es otra tonta película de nazis. Sino sobre esos otros nazis que cerraron sus puertas a los hebreos cuando el holocausto. La Santa Iglesia Católica. Pero, creo que no tendrían porqué abrirla de ningún modo, después de todo, la religión es nada más que un club social, donde la tarjeta de socio te es otorgada al nacer. Ayer mismo escuché la estupidez de que los judíos han tenido tantos problemas por haber rechazado a Jesucristo como su Mesías. Malditos bastardos seudocristianos. Ya sé que debo ser más políticamente correcto, pero para eso están las embajadas y las diplomacias. Y ahora viene con la mierda de que nunca habían sabido que a Jesús lo lapidaron así.
Frida lo dice y tiene razón. ¿Qué de nuevo entrega La Pasión? (esta sí es otra tonta película cristiana… y pretenciosa). Pero regresemos a la Segunda Guerra Mundial y a esta película, Amen. La cual sin raspar demasiado las heridas, sin mostrar y mostrar y mostrar los clichés crueles y con la medida correcta de gags de los siempre simpaticos arios (esos divertidísimos comentarios que hace algun General y del cual todos los soldados ríen con todas las fuerzas, Heil!). La historia es sobre un Químico que llega a Teniente de la SS. Pero cuyos principios cristianos no le permiten tolerar la eutanasia de los enfermos y la masacre de vidas humanas. Intenta dar a conocer al Papa sobre las atrocidades, cosa imposible. Conoce a un Padre, hijo de un alto jerarca de Roma. Pero cómo ya sabemos, ambos fallan. No para la historia, que nos sigue entregando páginas sangrientas y aberrantes. La Iglesia Católica Romana no hizo nada por salvar vidas… pero es que las cosas no son tan simples. Los que deben estar en el cielo son los judíos humillados, ellos entraron al reino. No el papa, no los cardenales, no Roma. Los cuervos de Roma, los mismos que le arrancaron los ojos a quienes vieron e intentaron hasta donde les fue posible salvar vidas. El mensaje del Hijo de Dios suele perderse en trámites, burocracias y cobardías. Amén.
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