O
LO
QUE SEA
En la preparatoria, Mario y Alonso tenían a charlar sobre sueños orgásmicos de llegar a acumular una fortuna millonaria excesiva, casi vomitiva. Yo solía ser, en un afán bohemio-rius-marxista-absurdo, quien decía no querer ser un Bill Gates cualquiera, Mesías de mis compañeros. No, mi reino no era de este mundo. Mi mundo pertenecía a los sutiles encantos espirituales del intento fallido to become a vegan y el hare krishnismo de ocasión.
¿Que he logrado con ello? Nada. Sigo siendo quien soy. Un cretino…
Pero he encontrado, si no la cura, un tratamiento. Arrancarme. Aplastarme. Deshacerme. Si hago lo que hago, es por un odio preciso a lo que fui y a eso que como una ardilla asustada, asoma la cabeza, huyendo de la voraz ave de caza.
Escribo, leo, etc. ¿para que? Para no ser yo. Yo soy demasiado llano y lamentable. Si me vieras en la calle me darías una patada o una moneda.
La microscopía de mis actos placenteros es más grande que cualquiera de mis células. Y mira que he hecho muy poco: el cretino que soy también hace su luchita. Por eso escribo casi nada. Por eso, este manifiesto de lo que, etc.
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