No podemos permitir que ocurra. No hay manera. No tiene sentido. No está en el loop. No va. No en el sentido en que vamos todos, los carros, las ratas, los camiones rumbo al cielo. Tenemos que evitarlo a como dé lugar. No importan las bajas, no importa el sufrimiento. No pongas esa cara; sabes bien que tenemos que echar a rodar este barril de pólvora cuesta abajo, al parque en donde se besan, por primera vez en un lustro. No, no siento clemencia. Cosas peores ha cometido ese monstruo. Son ordenanzas de más allá de los quarks. ¿Viste la noticia no? Greyhound, decapitado a traición, su trofeo es la cabeza, los pasajeros horrorizados. Cosas así pasan todo el tiempo. El mundo es un lugar loco. Aunque ahora en la mañana ví en la personas esa misma esperanza que me llena el pecho. La misma. Pero aún así hay que hacerlo, son gajes del oficio. Dios bendiga este desastre y que los ángeles bajen a limpiar las heces cardiacas. Ateo sí soy, pero ¿a quien más culpar? ¿Cómo explicar lo inexplicable? Chau nenes, hasta nunca.
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