La epidemia se ha desatado, mordidos por las ratas, con las que experimentó la Agencia, se han dedicado a destruir a sus amigos y se olvida todo lazo afectivo y sanguineo, no importan edad ni la marea, no importa si son las 6 y amanece y las gaviotas hacen sombras y te escondes debajo de unas tablas, va a encontrarte tarde que temprano y tu sangre nos salpicará a todos, niños y mujeres primero, salten salten que es preferible morir de ahogo con la esperanza de encontrar un pedazo de tierra firme que vivir del miedo, en este navío que va dejando
un rastro rojo como un tiburón loco que le acaba de arrancar las piernas a un joven surfista, es un cuadro bastante dramático y fácilmente ganaría un concurso pero no lo es, es LA REALIDAD y el único premio es la suerte de que no te lleven entre sus fauces o te contaminen o te corten el pescuezo para echárselo al perro del capitán.
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