el misterio envuelve su figura, entre humo de carbón y vapores de sangre y grasa, la gente mira sin mirar su sombra recargada en el muro mil veces coloreado, tanto, que Kandinsky se moriría otra vez pero ahora de la envidia,
sus pantalones rotos, sus gafas, su cabello mal recortado, su extremo cansancio del día como una tiniebla bajo sus ojos, no fuma pero todos creerían que sí, después de todo es noche y esta venta de hamburguesas no invade ninguna propiedad privada y está al aire libre
hace un rato que no fuma y no siente la necesidad, como hace rato que nadie abraza su cintura de la forma en que tu abrazaste su cintura y tiembla de frío sobre su pecho, escondiendo los brazos desnudos entre los cuerpos
esta vez es verano pero tu ausencia le da frío y viene desde el tuétano.