Se trata de ceder terreno. De ir dando pasos hacia atrás. No te cortes el cabello, pareces marimacho. No te maquilles como callejera. Por eso las violan y matan por andar enseñando todo. Los degradantes sometimientos que hace el marido a su esposa es una forma de abuso que se repite a gran escala. Se usa como forma de represión sociopolítica y viene desde las leyes religiosas llevadas a ultranza.
Las recientes declaraciones de la iglesia respecto a la forma de comportamiento y vestimenta de las mujeres dan mucho qué pensar, queriendo señalar patrones de conducta a quienes estén dispuestas a atenderlo. Y un malpensado como yo interpreta esto como una señal de lo que realmente quiere la religión católica.
Ya no se trata sólo de echar abajo a toda costa las leyes que despenalizan el aborto. Es decir, de quitarle el derecho a un ser humano sobre lo que real y esencialmente le pertenece, su cuerpo, su conciencia y su actuar. Ahora se trata de boicotear lo personal, dándole una incorrecta prioridad a lo que esto provoca en los otros.
Los otros tienen más peso que la mujer misma. Lo tiene más el cigoto o feto. Lo tiene más la lascivia ajena.
De acuerdo a esta "lógica" una mujer que usa minifalda o ropa escotada provoca a un hombre, despertando a la bestia que lleva dentro, es decir todos los hombres somos violadores en potencia, y como el acto sexual se consumara sin condón que es también prohibido la mujer quedará encinta y no podrá decidir qué hacer con el producto no deseado, porque a su ver este es un ser con vida y derechos humanos.
Se trata de ir juntando los recortes. Realizar un collage y ver que a lo que aspira la iglesia católica es que sus clientes número uno, las mismas que jamás van a poder aspirar a tener un puesto de alta jerarquía en la iglesia, una mujer nunca podrá ser papa, sea únicamente sierva del sexo masculino, de ese falocentrismo que se va generando en las regiones más atrasadas y que siempre termina mal.
Lapidación, hoguera y muerte.