Pero entonces llegaste con pescado frito y papas a la francesa sobre una cama de lechuga. Resarciste, diría. Manejaste al través de la lluvia y sin wipers. Solo para alimentarme. A mí, que tanto daño.
Tu bufanda bailaba con el viento, alcanzabas cimas celestiales, tu que provocas tormentas: pararrayos.
Tu bufanda bailaba con el viento, alcanzabas cimas celestiales, tu que provocas tormentas: pararrayos.
La amargura emblandeció su piel, la acariciamos con una tarde de café y cigarros
2 comentarios:
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