Porque caminas sin mí, ingrata...

La tarde se me cae encima como balde de agua fria.
Veo la luna grandote y reluciente y me doy cuenta que es una lámpara.
Creo que estamos pero en realidad no estamos.
Escribo esto pero no estoy escribiendo. Estoy echándote de menos.
Todo esto queda para la historia de una mitad sin la otra.
De todo lo anterior trata esto. De todo lo anterior trato yo.
Y de ese tratamiento puede que se acomode cierta sanación.
Aunque duele más el sapo que la pedrada. El sapo estaba vivo.
La piedra en cambio siempre ha estado muerta.
Yo espero que den las ocho para acomodarte el beso.
Uno onomatopéyico onque sea. Y un abrazo monosilábico.

Y las mismas ganas inherentes que le dan al cuore por lat-lat-lat-latir.

=*