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Faltan 14 días para que Morrisey´s Tour of Refusal aparque en El Paso, Tx.

Como a otras bandas, primero las conocí por lo que leía en La Mosca, por las referencias vistas en películas o en menciones de amigos que andan en la onda.

A The Smiths y a Morrissey, primero los conocí como referencias obligadas de nuevas bandas en los 90s, con el estallamiento del britpop, el sonido Manchester y todo eso.

No sería hasta finales de la década que en mis múltiples cacerías sabatinas y dominicales por los flea market de El Paso, Tx me encontraría con los títulos The Smiths, Meat is Murder y Bona Drag. Entonces la década que nos antecedía no era muy bien vista por mis amigos y yo. Era una época que nos había atormentado durante nuestra infancia y que nos parecía ridícula, sintética, exagerada. Nada que ver con el grunge, el desaliño como patrón de vestido, el whatever como actitud contestaria.

Pero esos discos traían algo: desde el Jesus made so Jesus saves me o el I am human and i need to be loved o I lost my faith in womanhood. Letras sexualmente ambiguas, de queja social, de burla y de verdad. Y su música combinaba oscuridad, country, rock, ruidos, diversión y drama. Y Morrissey, ese raro que canta chido y luego mete unos como falsetes y grita y estornuda entre canciones.

¿Quién me iba a decir que esa música indie, que ni por casualidad escucharía en la radio aquellos apenas idos dias sin la web, sería el inicio de la tragedia de mi vida?