Cuando se detuvo a ver la tuerca sobre sus pies, la tarde se corrompio demasiado. El sol dejo de brillar y la suma de toda esencia desastrosa se genero en forma de voragine en el punto diamtralmente opuesto a sus tenis negros y rotos. Eran las tres con treinta y dos minutos, pero eso importaba demasiado poco dadas las circunstancias presentes. Lo anterior es necesario advertirlo porque sucede. Cuando menos lo esperas. El dragon asoma la nariz en el pantanal y lo posterior lo supones fatal.
Yo actuo de manera impulsiva casi siempre. O demasiado reflexiva. De manera indecisa siempre, pero nunca, asi, digamos, prudente.
Prudente es una palabra que me gusta. Prudencia. Suena a fruta y a mujer. A cancion de The Beatles.
Los pensamientos para este entonces, recuerdan que tu eres el personaje dentro del cuento que iniciaste escribiendo y que trata acerca de un muchacho con los tenis rotos, que compra comics baratos y que un dia el gigante destino termina por arrullarlo en una de sus palmas. Pero el muchacho debe mantener la calma, mostrarse sabio y ligero, porque ante cualquier movimiento brusco, el enorme podria aplastarlo como a una mosca.
escondida y abrazandola como a un bebe recien nacido, lleva una maquina de escribir, a la que solo hace falta murmurar para que esta grabe en su interior lo que el muchacho imagina y pronuncia.
Pronuncia. Prudencia. Dos palabras similares que tambien me resultan disimbolas. No se puede pronuciar prudentemente. Uno dice lo que el cerebro le permite y uno escribe como le es dado escribir. Si escribir es un acto conciente, estoy seguro que yo soy un inconciente.
El gigante comienza a impacientarse.