daydreaming no more

La cuestión es que otra vez se trata de despedirse, triste como es. Pero si es tan triste despedirse es porque los dias previos fueron entrañables. Igual que entonces, cuando todo era nuevo y misterioso.

Igual ahora, el abrazo: como si no hubieran habido tormentas, como si a través de la devastación aun hubiera lugar para plantar los pies y caminar hasta encontrarla. Eso es el perdón.

Siempre hay cosas por aclarar, cuentas por pagar, decisiones que tomar, acomodarse como piezas de rompecabezas. Quitar las piezas que no pertenecen al juego y luego viene lo demás: la mejor parte en que se excluyen las despedidas, los partes que no ensamblen en la fotografía.

Es difícil, porque a veces la realidad no concuerda con lo imaginamos: ese soñar despiertos que no deja ver que podemos tener un sitio para soñar dormidos, como se debe. No importa donde pero tener la tranquilidad para tener sueños lúcidos y despertar todos los días y tener dias todavía más lúcidos.

Eso es lo que quiero, que igual que yo, encuentre su norte, en este sitio o en cualquier otro, pero conmigo.